miércoles, 22 de julio de 2020

EL SENTIDO EDUCATIVO DEL TEATRO

                             
El Teatro y la Educación, conforman un fantástico binomio que nos da pie para reflexionar y para plantearnos algunas cuestiones muy pocas veces debatidas.
Tradicionalmente se ha tomado al teatro como un bien cultural, la historia del arte dramático así lo confirma, incluso en España es una actividad que perteneció siempre al ámbito del Ministerio de Cultura.
No está mal que sigamos pensando que es un bien cultural pero debemos reconocer que tiene más futuro como instrumento educativo.
Esta idea nos coloca en otra vía, ya que si  la sociedad entiende que el Teatro es principalmente un medio para divertir(se) y cuesta dinero, la Educación por el contrario es para aprender, siendo además  gratuita y obligatoria hasta una cierta edad.


El Teatro cuando se relaciona con la Educación cambia el punto de mira y deja de interesarse por la perfección artística del producto. Colocado en este otro ámbito, el punto de mira ahora no puede ser el del creador teatral sino el del educador que tiene unos objetivos de carácter pedagógico y el de aquellos que están en “situación” de tener una experiencia de aprendizaje. Gisèle Barret  definiendo el término "situación pedagógica"(1) nos dice que el contexto común a los enseñantes y los enseñados, es el espacio-tiempo para vivir, para compartir, para habitar juntos, donde se produce una "acción recíproca de dos sujetos, el uno hacia el otro, que conducirá a la transformación de dos personalidades puestas en relación".
La educación involucra a las personas considerándolas tanto en su devenir moral, afectivo, físico como en su devenir intelectual y en la evolución de su saber.

Y aquí llegamos al meollo de la cuestión en el Teatro interesa el resultado (aunque algunos puedan afirmar que a veces también se tiene en cuenta el proceso) pero en Educación siempre se debe tener en cuenta el proceso. Primero el proceso y luego lo demás, lo que no niega la posibilidad de que aparezcan algunos productos parciales que siendo naturales no son buscados. En el proceso  lo que más importa es lo que sucede mientras se produce el hecho o la acción educativa.
Entonces llegamos a la conclusión de que el objeto de la actividad dramática es el sujeto y sobre él se debe centrar la actividad del pedagogo.

Si quisiéramos resaltar algunos de los beneficios del uso educativo del Teatro, podemos decir que "hacer teatro" le permite a los niños y jóvenes implicarse y participar activamente.(Algo nada despreciable en un mundo donde todo nos lleva a consumir pasivamente)
A la vez que es un medio para la autoexpresión de la personalidad infantil les permite autoafirmarse y elevar la autoestima, es decir, descubrirse en el mundo. Por lo tanto el Teatro en el curriculum como parte importante del proceso de enseñanza-aprendizaje y dentro del horario escolar, colabora efectivamente en el desarrollo integral del educando.
Finalmente podemos remarcar que el juego teatral se caracteriza por ser una actividad no sólo placentera sino también espontánea y voluntaria y al ser eminentemente creadora se puede convertir en la base para posteriores experiencias culturales.

En última instancia, encuadrados dentro del ámbito educativo, lo que estamos sugiriendo es facilitarle a los educandos un instrumento a favor de sus necesidades afectivas y expresivas. Y esto sólo puede ocurrir cuando ellos se apropian del teatro que significa justamente dejar de ser espectadores del juego ajeno (el de los actores, los padres, los políticos) para convertirse en protagonistas activos de su propio juego. Es fácil advertir que los niños introducidos en esta actividad desde muy pequeños toman conciencia que el teatro funciona como un lenguaje total en el que ellos pueden construir su propio sistema de significantes. Si un niño se siente dueño de los contenidos(los significados)y maneja las formas(los significantes) a su gusto, obtendrá de ello un placer que ningún otro juego le puede ofrecer. 

En la dramatización o la teatralización el niño y el joven eligen en su preparación y durante su desarrollo, los signos que necesitan para comunicarse de una manera libre y espontánea. Así podemos afirmar que el teatro como medio de expresión personal y como instrumento para apropiarse de la realidad se convierte en una necesidad que tendría que estar satisfecha en todo el viaje educativo desde la Escuela Infantil al Instituto.
Las diferentes prácticas teatrales en centros educativos han venido demostrando que a  través de actividades dramáticas los niños y jóvenes pueden internarse en el mundo para explorarlo, conocerlo y transformarlo y esta investigación al mismo tiempo les ayuda a formar su personalidad. Mientras juegan viven, mientras viven aprenden y mientras aprenden crecen equilibrados en lo emocional, afectivo y social.

Reforzar desde diferentes instancias el binomio "Teatro y Educación" significa que nos estaremos moviendo en el marco de la formación integral de la persona. De esto se trata, formar personas receptivas, sensibles, críticas y creativas, conocedoras de técnicas que le faciliten la expresión globalizada y una mejor comunicación con los otros.
Para ver crecer una juventud sana e integrada socialmente, creemos necesario que hay que potenciar el surgimiento de una "cultura infantil", una cultura en la que los niños no sean meros consumidores sino auténticos protagonistas, una cultura entendida como espacios de creatividad donde los adultos ponen  los medios a su alcance y  permiten que ellos recreen sus sueños, sus ilusiones y sus ganas de expresarse.
Dentro de ese marco, el Teatro como “medio de comunicación y prevención de conflictos sociales” se convertirá en ese lugar que ayudará a la infancia y a la juventud a entender la vida y consolidar su propia identidad como individuos y como generación imbuída de valores humanos.
                                       Alfredo Mantovani, especialista en "Teatro en la Educación"


(1)Gisele Barret. Pedagogía de la situación en Expresión Dramática y en Educación. Edición de la autora. Recherche en Expression. Quebec 1995.-




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